Por esencia, una boda es un momento de intensa emoción en el que dos personas se unen. Y si hay una religión para la que la boda tiene un intenso carácter simbólico, esa es la boda judía.
Desde el vestido de novia con velo y la disposición de la “jupá”, hasta las frases de amor cortas que se incorporan en las bendiciones, todo tiene sentido en un matrimonio judío. Gracias a nuestra experiencia y a nuestra red de colaboradores, nuestro equipo junto con el equipo de wedding planners de Celeste Moments pueden acompañar a las parejas en la celebración de su boda judía en Barcelona, respetando detenidamente cada tradición, costumbre y rito.
En el judaísmo, la pareja comparte una misma alma que al nacer se divide en dos, y al casarse se vuelve a reunir. En otras palabras, los dos son partes incompletas de una unidad hasta el momento de reencontrarse en matrimonio.
Sin embargo, es también un contrato que involucra una serie de normas y reglas donde se asegura el bienestar de las dos partes y previene a ambos de abusos mutuos, de modo que, aunque es una sola entidad, sigue habiendo dos partes.
Tiene un carácter divino, es Dios quien une a los dos enamorados y para que el mismo se mantenga se tiene que cumplir con determinadas normas marcadas por la “halaja”. Entre ellas se encuentra el ritual de matrimonio donde el novio firma la “ketubá” (contrato matrimonial) y da un anillo en señal de su amor a la novia.
El matrimonio judío, denominado “kidushin”, significa santificación y se realiza a través de una ceremonia en varias etapas. La oficia un rabino y puede tener lugar, tanto en el interior de una sinagoga como al aire libre y en Finca Mas Solers, disponemos de varias opciones para la celebración de una boda en exterior.
En algunas comunidades es costumbre que la novia y el novio ayunen hasta que esté concluida la ceremonia. Esto se hace para honrar la santidad del día.
El “talit” es un artefacto con el cual rezan los hombres casados, es un recuerdo de la unión espiritual que tienen con su esposa y del nivel que ese estatus les da.
Así como la novia llevará puesto el anillo toda su vida también el novio llevará el “talit” puesto toda su vida. Habitualmente es la novia quien regala a su futuro esposo este instrumento.
En algunas comunidades, es costumbre que el novio y la novia no se vean el uno al otro por unos días antes de la boda. Esto aumenta la expectación y la emoción del evento. Por lo tanto, antes de la ceremonia, el “jatán” (novio) y la “kalá” (novia) saludan a los invitados por separado. Esto se llama “kabalat panim”.
A continuación, tradicionalmente, viene el “badeken”, el bajado del velo de la novia por el novio. El novio acompañado por familiares y amigos, se acerca hasta donde está sentada la novia y baja el velo sobre su cara. Este paso del “badeken” también puede realizarse justo antes de que la mujer entre en la jupá nupcial. Es lo que suelen hacer las parejas que se casan en nuestra finca.
Esta es una costumbre antigua que simboliza que el amor del novio es más profundo que la belleza física. El novio ama a la novia por su belleza interna que nunca mermará y no por su belleza externa que con los años puede que vaya desapareciendo.
El novio, en tanto, deberá llevar un kittel, que es una especie de bata blanca, además de una kipá en la cabeza, accesorio obligatorio para cualquier hombre en un lugar de culto religioso.
La boda tiene lugar debajo de la “jupá” (palio nupcial), que es construida por cuatro palos y telas. Es un símbolo de la casa que será construida y compartida por la pareja.
Está abierta por todos los lados, como en antaño la tienda de Abraham y Sara que estaba abierta para dar la bienvenida a amigos y familiares.
Los novios son acompañados a la “jupá” por sus respectivos padres. Ahí, bajo la “jupá”, la novia da siete vueltas alrededor del novio.
Este rito simboliza la construcción del mundo en siete días, las siete “sefirot” (cualidades) divinas, los siete portales de la misericordia, las siete profetizas y los siete pastores de Israel.
Es una forma de representar y dotar de bendición el nuevo mundo que entre ambos están construyendo.
Se utilizan dos copas de vino en la ceremonia. La primera copa acompaña la bendición del compromiso y, después de que esta es recitada, la pareja bebe de la copa.
El vino, un símbolo de alegría en la tradición judía, se asocia con el “kidush”, la oración de santificación recitada en “shabbat” y las fiestas. El matrimonio, que se llama “kidushin”, es la santificación de un hombre y una mujer.
En la ley judía, el matrimonio se convierte en oficial cuando el novio da un objeto de valor a la novia. Esto se hace tradicionalmente con un anillo. El anillo debe hacerse de oro liso, sin manchas u ornamentaciones (por ejemplo, piedras preciosas).
El novio toma ahora el anillo de boda en su mano y a le declara a su esposa: “He aquí, que estás comprometida a mí con este anillo, de acuerdo con la ley de Moshé e Israel”. Después, coloca el anillo en el índice de la mano derecha de la novia.
Según la ley judía, éste es el momento central de la ceremonia de boda, y la pareja esta ahora completamente casada. Para que el matrimonio sea válido, la entrega del anillo debe hacerse en presencia de dos testigos que no sean familiares de los novios y que sean observantes de la ley.
Ahora viene la lectura de la “ketubá” (contrato matrimonial) en el texto original (arameo). En un matrimonio judío el novio acepta sobre sí diversas responsabilidades que se detallan en la “ketubá”. El documento está firmado por dos testigos y tiene el poder de un acuerdo legal. La “ketubá” es propiedad de la mujer y ella debe tener acceso al documento a lo largo de su matrimonio.
Las siete bendiciones o “sheva brajot” en hebreo son ahora recitadas sobre la segunda copa de vino. Estas bendiciones son recitadas por el rabino o cualquier otra persona que los novios deseen honrar. En las bodas judías que se han celebrado en Finca Mas Solers, normalmente son siete personas distintas las que recitan la bendición.
Una copa es ahora colocada en el suelo, y el novio la rompe con su pie. Simboliza la destrucción del Templo de Jerusalén, representa que aun en el momento de mayor felicidad uno debe recordar los momentos de tristeza, ya que siempre están intercalados. Esto marca el final de la ceremonia.
Al terminar, la pareja es acompañada a una habitación privada, y se les deja a solas por unos minutos. En este momento rompen su ayuno. En nuestro caso, disponemos de varias habitaciones para que la pareja puede disfrutar plenamente de ese momento.
A continuación, los recién casados se unen a sus invitados para una celebración muy festiva en la que no faltan canciones, bailes ni comida (disponemos de opciones de comida kosher en Finca Mas Solers), que se conoce como “seudá”. Es común que, en algún momento de la noche, los novios sean alzados por los aires sentados en sillas, lo que proviene de la tradición de cargar a los reyes de la misma forma.